El Tendón de Aquiles del Corredor

Acerca del tendón de aquiles hay que recordar que en la mitología griega Aquiles solía ser calificado como ‘el de los pies ligeros’, ya que se le consideraba el más veloz de los hombres, en leyendas posteriores se afirmaba que Aquiles era invulnerable en todo su cuerpo salvo en su talón.

Las leyendas sostienen que Aquiles murió en batalla al ser alcanzado por una flecha envenenada en el talón, de donde nace la expresión “talón de Aquiles” , expresión que ha llegado hasta nuestros días para aludir una debilidad personal, ¿Y los corredores?… ¿tienen en su talón su punto débil?

El tendón de Aquiles es de especial importancia en el corredor, principalmente en el fondista, pero también en el corredor popular.

Con el aumento del número de corredores populares se ha constatado un aumento en las lesiones sobre el tendón de Aquiles.

Las lesiones aquileas son muchas y variadas: roturas, tendinitis, tendinosis… en esta ocasión nos vamos a centrar en la tendinitis aquilea, la que se presenta con mayor frecuencia y que supone el 20% de las tendinitis del pie y el 10% en los corredores de fondo.

La definición médica de dicha patología nos habla de un proceso inflamatorio del tendón que une los músculos de la pantorrilla (gastrocnemios o gemelos y soleo) con el hueso calcáneo del pie.

Los tres músculos se unen formando el tríceps sural en el denominado tendón de Aquiles.

La principal función de éste es la flexión plantar. Se trata de uno de los tendones más potentes del cuerpo, de ahí su importancia y la gran cantidad de patologías que puede presentar.

La tendinitis aquilea es una lesión por sobreesfuerzo, por tanto es de fácil comprender que los corredores desarrollen con tanta frecuencia este tipo de patologías.

La tendinitis aquilea suele presentarse con mayor frecuencia en los corredores de fondo, jugadores de baloncesto, tenistas y corredores que realicen sus entrenamientos en pista dura o con zapatillas de baja amortiguación…qué importante es un buen calzado!

Se han identificado errores de entrenamiento que son factores desencadenantes de dicha tendinitis; entre ellos incluimos:

  • Entrenamientos repetidos en pendientes
  • Aumentos repentinos en las distancias
  • Calentamientos inadecuados o inexistentes
  • Entrenamientos sobre terrenos desiguales
  • Aumento en la intensidad de los ejercicios

También existen otros factores que son premonitorios en la aparición de este tipo de patología:

  • Morfología del pie deshidratación
  • Edad Tendón de Aquiles corto
  • Dismetría de miembros inferiores
  • Climatología

Y que deberemos tener en cuenta a la hora de realizar el diagnóstico fisioterápico.

El síntoma principal en la tendinitis aquilea es el dolor en el tendón de Aquiles. Suele ser un dolor de aparición repentina tras un entrenamiento intenso. Posteriormente se traducirá en un aumento del dolor con la actividad ,al inicio de las sesiones de entrenamiento, y al final de las mismas.

Posiblemente el dolor cese en reposo. Además encontraremos hinchazón, crepitación dolorosa al tacto que aumenta con la actividad, rigidez del tendón e impotencia funcional. Es importantísimo analizar todos los síntomas y signos no sólo para poder tratarla sino para intentar prevenir su aparición.

Cuando un paciente acude a nuestra clínica con estos síntomas el diagnóstico es bastante concluyente. Existen además pruebas complementarias que nos ayudan en el mismo: ecografía y resonancia magnética, pero no suelen realizarse.

Tras una buena exploración física y una vez identificados todos los posibles factores desencadenantes de la lesión (malformaciones del pie, calzado inadecuado, mal plan de entrenamiento) tenemos que ponernos manos a la obra y plantear un buen tratamiento fisioterapéutico

El tratamiento adecuado de esta lesión consistirá en estiramientos suaves y graduales de la musculatura antes descrita, tratamiento del tendón con técnica de Ciriax, aplicación de ultrasonido, aplicación de hielo para evitar la posterior inflamación y ejercicios propioceptivos en función de la evolución.

La recomendación al deportista es reposo deportivo durante la fase aguda de la lesión y retomar gradual y progresivamente el ejercicio hasta alcanzar la normalidad deportiva.

Es importante respetar el reposo, pues un intento de retomar de forma precoz la actividad puede provocar no sólo un aumento de la inflamación del tendón sino desencadenar en otro tipo de patologías.

El abordaje temprano de la lesión es primordial, pues acorta el tiempo de curación, garantiza una correcta recuperación de las estructuras anatómicas implicadas, y lo más importante para un corredor…reduce el tiempo de “espera” para retomar el entrenamiento.

No debemos olvidar que un buen calzado es esencial a la hora de realizar cualquier tipo de deporte, cuanto más correr, ya que el pie y sus problemas van a ser la principal fuente de lesiones.

La consulta a un profesional médico, fisioterapeuta o podólogo ante cualquier duda o sospecha puede llegar a prevenir una futura lesión que nos aparte de nuestro deporte favorito.

¿Tendrá razón el mito, y realmente el talón será nuestro único punto débil?…lo iremos descubriendo…

 

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