LA RODILLA DEL CORREDOR II: SÍNDROME DE LA CINTILLA ILIOTIBIAL

Definición

Dentro de las patologías de rodilla más comunes en la práctica del running encontramos el síndrome de la cintilla iliotibial, también conocida como cintilla de Maissiat. Se trata de un síndrome doloroso que afecta a la parte más distal de dicha estructura, concretamente a la altura del cóndilo lateral externo de la rodilla. Habitualmente, además del dolor, suelen aparecer inflamación y crepitación.

La cintilla iliotibial es una gruesa banda de tejido fibroso que nace en la espina iliaca y que se forma como consecuencia de las expansiones fasciales de los músculos tensor de la fascia lata y glúteo mayor. Recorre el lateral del fémur hasta llegar a la rodilla por su parte lateral externa insertándose distalmente en la tibia.

Mecanismo de lesión

La cintilla iliotibial es una estructura fundamental para mantener la estabilidad lateral de la rodilla durante la marcha, deslizándose continuamente entre la parte posterior y la anterior del fémur.

El recorrido de esta banda tiene un punto conflictivo a la altura del cóndilo lateral externo de la rodilla (saliente óseo que ofrece el fémur en la parte más cercana a la rodilla y por su lado externo), el cual está más abultado, lo que ocasiona una mayor fricción sobre dicha banda. Para reducir tal fricción existe una bolsa serosa que se encarga de lubricar las estructuras preparándolas para el roce constante.

A nivel deportivo, las disciplinas que sufren en mayor grado esta patología son el ciclismo y el atletismo, en el que nos centraremos principalmente.

La banda iliotibial se encuentra por delante del cóndilo lateral externo cuando la rodilla está en extensión, pero cuando se flexiona por encima de los 30º dicha banda se hace posterior. Durante la carrera, el borde posterior de la banda iliotibial choca contra el cóndilo inmediatamente después de que el pie choque contra el suelo. Si el movimiento es biomecánicamente correcto y no existe ninguna alteración de las estructuras implicadas la carrera se desarrollará con normalidad, pero existen una serie de factores de riesgo que pueden provocar ciertas alteraciones y la consecuente aparición de los síntomas.

Factores de riesgo

Una cintilla iliotibial excesivamente tensa: lo que puede ocurrir debido a un espasmo o contractura del músculo tensor de la fascia lata que, al acortarse, provocará el exceso de tensión en la banda.

Un epicóndilo femoral externo muy prominente, que provocará una mayor fricción con la banda.

Alteraciones de la estática y dinámica de los miembros inferiores: asimetrías, varo (piernas arqueadas) o valgo (piernas en X) de rodilla, hiperpronación del pie, rotación interna de la pierna, etc.

Técnica incorrecta de entrenamiento y/o sobreentrenamiento.

Entrenamiento de largas distancias.

Exceso de entrenamientos en cuestas, superficies duras y/o superficies irregulares: hay que tener en cuenta que al entrenar en pistas de atletismo es conveniente correr indistintamente en ambos sentidos, ya que coger las curvas siempre del mismo lado puede dañar la biomecánica del movimiento, sobre todo si además existe algo de peralte.

Uso de calzado inadecuado.

No hacer estiramientos ni precalentamiento antes de la actividad deportiva.

Debilidad de los músculos abductores de cadera, sobre todo glúteo medio.

Sintomatología

El síntoma principal que aparece en un síndrome de la cintilla iliotibial es dolor en la cara externa de la rodilla; éste es un dolor de tipo difuso, en el que el paciente no es capaz de localizar un punto de dolencia específico. En algunos casos el síntoma inicial es dolor en el lateral de la cadera, a la altura del saliente óseo conocido como trocánter mayor.

Inicialmente, el dolor lateral de la rodilla comienza a manifestarse cuando el corredor lleva ya un tiempo de carrera y/o al final de la misma, pero según va evolucionando la patología el dolor puede ir apareciendo progresivamente más pronto durante la carrera o incluso mantenerse durante el reposo.

Cuando la evolución de la lesión avanza podemos encontrarnos que los síntomas aumentan al correr cuesta abajo o al subir escaleras.

Tratamiento

El tratamiento preventivo sería lo más importante para evitar la aparición del problema, eliminando al máximo los factores de riesgo, haciendo estiramientos y llevando a cabo un control fisioterápico adecuado para el buen mantenimiento de las estructuras implicadas en la actividad deportiva.

En el caso de que los síntomas comiencen a aparecer, lo primero que debemos hacer es descartar si se trata de molestias relacionadas con un exceso de entrenamiento. En corredores poco habituales la aparición de ciertas molestias puede considerarse normal hasta que las estructuras musculares, ligamentosas y osteoarticulares se vayan habituando al esfuerzo. Pero en el caso de que los síntomas continúen, un tratamiento basado en antiinflamatorios, estiramientos, hielo y reposo deportivo durante unos días puede ser suficiente para solventar el problema.

Para corredores con frecuencias y ritmos de entrenamiento elevados la aparición de estos síntomas debe ser señal suficiente para llevar a cabo reposo deportivo y tratamiento fisioterápico más intensivo. La mejor opción es acudir al fisioterapeuta para someterse a una correcta exploración y la planificación del tratamiento más oportuno.

Para aquellos casos en los que los estiramientos, el hielo local, el reposo deportivo y la fisioterapia no funcionan, y además se han eliminado todos los factores de riesgo que propician un síndrome de la cintilla iliotibial, el traumatólogo puede llevar a cabo infiltraciones locales con corticoesteroides. En el caso de que esto no funcione se han descrito técnicas quirúrgicas eficaces, aunque se debe tener en cuenta que cualquier tipo de intervención quirúrgica en estos términos, puede derivar en un descenso del nivel deportivo o de competición.

Alberto Marquina Rodríguez

Fisioterapeuta

Col. nº 2.973

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